¿Tus actividades diarias dependen de satisfacer en tiempo al perro? ¿Ya no tienes tiempo de hacer las tareas extras de siempre? Ahora tu mascota ocupa todos esos espacios y aún otros nuevos. A veces tus responsabilidades hacia el perro son tantas que llega a ser abrumador. Evidentemente hay un problema. Nada de esto debería ser de esa manera.

Existen ocasiones en las cuales nuestros intereses y horarios se ven muy afectados por los intereses y necesidades de nuestras mascotas. La mayoría de las veces la causa es una mala educación del animal, que al ser tan inteligente ha sabido ganarnos en horarios y lo más increíble es que pocas veces podemos reconocerlo. En estos casos ya no depende la mascota de nosotros, sino nosotros mismos de ella.

INTELIGENCIA DE LOS ANIMALES

El perro es una animal tan inteligente que es capaz de reconocer cuando su dueño lo está consintiendo demasiado o cuando está siendo débil con él. Un estudio realizado este año por la Academia de Ciencias de Hungría ha confirmado la existencia de zonas del cerebro comunes para la captación del sonido y la voz entre perros y humanos.

Otro resultado muy significativo de este estudio es la revelación de que los perros también pueden percibir la emoción en los sonidos humanos, incluyendo  nuestra voz. Esto significa que tu perro conoce cuando estás contento o triste, enojado o sorprendido.

Conociendo que pueden entendernos muchísimo más de lo que hasta ahora se pensaba, puedes ser más efectivo en su educación, no importa la edad que tenga el perro.

MÉTODO PREMIO/CASTIGO PARA EDUCAR

El método más sencillo para entrenar un perro es el de “premio/castigo”. Consistirá en un grupo de premios, o uno en específico siempre que el perro se comporte bien, pero sobre todo cuando interrumpa un mal comportamiento. Cuando el perro se comporte según esperamos o necesitamos en ese momento, será premiado. Esto se llama reforzar la conducta positiva. Del mismo modo debe ser castigado (sin lastimarlo) cuando interrumpa alguna actividad o moleste en general.

Un premio puede ser una sonrisa, una frase afectuosa, un alimento apreciado por el animal en pequeñitas proporciones, una caricia o un masaje. Así mismo un castigo puede ser un toque en el hocico con dos dedos a la vez que decimos un firme “No”. Debe ser lo suficientemente suave como para no hacer daño, pero con la firmeza necesaria para que él entienda que no es una experiencia agradable. Prueba primero contigo mismo en tu nariz para ver la intensidad y lo molesto que es.

Lo más rápido y efectivo será combinar ambos tratamientos. Castigarás a tu mascota cuando realice una actividad negativa y luego, cuando obedezca y retorne al buen comportamiento, será premiado. Esta técnica la utilizarás tanto para disciplinarlo como para hacerle comprender las órdenes que comúnmente utilizas con él. Esto es entrenarlo en general.

ADAPTA LOS HORARIOS DEL PERRO A TU VIDA DIARIA

Nada de esto será suficiente sin embargo si no te entrenas también a ti mismo. Es necesario entender que el perro es tu mascota y que posee un nivel de inteligencia suficientemente alto como para entenderse contigo. No se trata de la máxima prioridad de tu vida. Debe aportarle a tus intereses, no limitarlos.

No debes cambiar tus horarios en función de los horarios del perro. Bastará un ajuste que facilite la convivencia y no abandone al perro. Tampoco  dejarás de hacer tus actividades habituales, sino que en lo posible te harás acompañar por tu nuevo amigo o ajustarás sus horarios para que no coincidan. Un perro es una excelente compañía para trotar, pasear al aire libre e incluso una vez terminado el entrenamiento es posible que lo lleves a las reuniones sociales con tus amigos.

Muchas veces contratar un especialista en animales no es necesario, porque el problema reside más en nosotros que en nuestras mascotas.  Haz el análisis ahora mismo y reconoce donde está el verdadero problema. Si la relación perro-dueño está bien establecida, entonces cualquier situación que surja está en parte solucionada. Verás que todo saldrá bien.